Hay una multitud de silencios que se necesitan romper, según dice: André Loder, y no son las diferencias las que nos inmovilizan sino el silencio de no expresar los que somos lo que nos estrangula.
Y es el miedo, el que silencia, el que modifica conductas y que sepulta, debe ser atávico porque no se sabe de donde viene.
En este tiempo estoy comenzado a reconocer miedos varios que a través de mi vida fueron frenando, y robando energía a mi existencia.
Miedo a la vergüenza de ser, como si eso conllevará un peligro en si mismo, como esta inquietud que me impulsa a querer borrar lo que acabo de escribir, y porque ese miedo, de donde viene eso de sentirme siempre inapropiada y no querer poder más.
Un sentimiento que navega con la antigüedad de la sangre,que anida en los recovecos de los huesos en la tibieza de lo que también se transmite.
A propósito del miedo André Loder, nos dice:
-Empecé a vislumbrar una fuente interna de poder que deriva de saber que, si bien lo más deseable es no tener miedo, también se puede obtener una gran fortaleza aprendiendo a analizar el miedo.
Conocer el miedo nos ayuda a ser libres, para quién se atrinchera/ no hay lugar que no pueda ser/ o no sea un hogar.
Podemos aprender a trabajar y hablar aun teniendo miedo, igual que hemos aprendido a trabajar y hablar estando cansadas.
La educación nos ha enseñado a tener mayor respeto al miedo que a nuestra propia necesidad de hablar y definirnos,aguardando en silencio hasta que al final se nos conceda el permiso de perder el miedo.-
A los miedos hay que tocarlos y deshilvanarlos y sacarlos de la sombra, porqué son enfermedad, y que vaya saber de donde vienen, y tal vez no sean nuestros, tal vez sean de nuestro linaje, tal vez nos resistimos a deshacernos de ese paraguas sobre protector que fue nuestra madre.
Todo aquello que fue enseñado y aprendido, nos posee
No todo miedo es malo, llegamos hasta aquí, por el nos cuidamos. Pero cuando es un bulto con peso que no acertamos a reconocer hay que mirarlo y restaurar esa fuente de poder que esconde ese oscuro temor, porque el silencio de nuestra voz única en el concierto de la vida, desarmoniza todo intento verdadero, achica el propósito divino que también yace en nuestras entrañas.
Hay que andar por el camino con todo lo que somos, con esos miedos también, porque son nuestros, pero mirándolos de frente y sabiendo quienes son y mejor de donde vienen.