jueves, 22 de octubre de 2009

Nuestra Vida

“nuestra vida es el instrumento con el cual experimentamos la verdad.

TIC NAT HANIA

La transformación del mundo es la transformación de uno mismo.

Lo que llamamos mundo esta formado por acuerdos, alguno se remontan a tiempos inmemoriales. Si comenzamos a romper con discernimiento esos acuerdos limitadores, por otros más resonantes con lo verdadero, vamos, desde nuestra intimidad, a crear ese mundo reclamado.

Estamos aquí para crear el reino de los cielos.

Uno mismo es producto y parte del proceso total de la existencia. Para poder transformarse es esencial saber quién se es.

Revolucionar es lo más arduo, porque exige una constante autobservación, que cuando es sincera, suele ser dolorosa. No somos lo que creemos.

Con ese observar puede que algo cambiemos. Con esos mínimos cambios, vamos construyendo un sueño diferente.

Crear lo imposible es ir detrás de un sueño diferente.

Aceptar la experiencia limitadora de la materia no es fácil y eliminar creencias que parecen sostenernos, tampoco.

En las contradicciones, en lo paradojal es donde realizamos nuestro ser creador.

No hay métodos, si herramientas que hagan reflexionar, como los mitos y antiguos relatos, los libros sagrados, la poesía y sobre todo en la naturaleza, y el estar alerta para entender de donde provienen nuestro proceder.

.No hay maestros, porque eso implica el afuera, el seguir una autoridad. El trabajo consiste, en seguir a nuestra propia autoridad para poder revelar nuestra insignificante parte de la verdad, que es la voluntad de lo que nos excede.

Solo en esa libertad puede existir el espíritu creativo.

Somos hechos a imagen y semejanza, esa semejanza es la que debemos tratar de alcanzar.

En esa búsqueda del conocimiento propio hay que vivenciar que somos únicos e irrepetibles. Nuestra singularidad es lo más valioso que poseemos, porque nos demuestra el porque del existir. El bienestar mana de esa fuente.

Esther Moro

“Sigue tu dicha y el universo te abrirá puertas donde solo había muros.”

Joseph Campbell

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