jueves, 25 de noviembre de 2010

La Mentira

La mentira se escurrió como agua por las hendijas que por falta de observación se dejaron sin reparar; busca el ropaje adecuado y se infiltra expandiéndose como mancha de humedad por el antiguo reino de los Vaasvida, que según los legendarios relatos era sostenido por los cuatro elefantes blancos de la verdad, la benevolencia, la sabiduría y la alegría.
Allí las palabras tenían valor real, todo era nombrado en su idioma original, por eso nadie vivía confundido.
Esta casual mentira llegó hasta el buen pero ingenuo rey Talik que la acepto fascinado como una verdad absoluta, y así cambió ciertas disposiciones en la manera de manejar el reino. Todo comenzó a cambiar; la mentira ocupa sin resistencias los más íntimos lugares del reino, con ellas llegaron sus hermanas, porque como es sabido una mentira trae a la otra.
Así fue como se destruyo el amor sagrado de Dará y Falin los padres primordiales que se mantenían vivos en los lugares de la eternidad en los límites del sur, donde eran venerados. Ellos eran el ejemplo y ejemplo de la comunidad y como modelo de amor habían transcendido las fronteras del reino, resonando en todo el universo.
Los elefantes que sostenían ese mundo fueron olvidados.
Pasadas las generaciones ya nadie supo de lo verdadero, lo único que sabían era que se sentían cada vez más vacíos y confundidos.
Un día de no sé que año se advirtió que comenzaba otro tiempo porque el sol, que no se llamaba así, porque con las mentiras había perdido su nombre, le crecieron dos pequeños soles. Hubo un aumento de la luz que comenzó a reflejarse en la mirada de los vaivadenses que ya no eran tan frías y ausentes.
Inesperadamente la gente sin percatarse de ello fue recuperando la mirada.
Fue así que un muchacho llamado Raix, buscando descanso se tumbó bajo un árbol e hizo algo no habitual como mirar y ver. Al ver encontró entre la hojarasca dónde estaba tendido una piedrecilla que lo deslumbro con luz ambarina. La toma entre sus manos y se apropia de ella, de tanto compartir con la piedra todos sus momentos nace la extraña relación de maestro y discípulo.
La piedra le enseño a viajar hacia su centro esencial, porque para conocerla a ella tuvo que conocer a su propio estado mineral; al observarse a si mismo, Raix comenzó a descubrir la verdad.
La encuentra a esa verdad suya disminuida y oculta ante tanta mentira, de a poco la va reconstruyendo y la atesora como lo más valioso de su nueva existencia, aunque a veces se sienta un poco solo.
El sabía, porque con este trabajo fue adquiriendo sabiduría que con su sola verdad no bastaba para salir del caos que produjo la mentira. Tenía que enseñar a otros a reconocer sus propias verdades. Así lo hizo y todos respondieron con rapidez y comenzaron a vivir entre alborozados y sorprendidos al ver como los velos caían y los monumentos de la mentira se venían abajo rápidamente porque no tenían sustento.
La mentira desesperada lo intentó todo para poder agazaparse nuevamente, pero la verdad que llegaba de cada vaivadense fue como un viento rutilante que iluminaba las sombras y que devolvía el nombre verdadero a todo lo viviente y no viviente de esos territorios del reino de Vaaisveda, fueron resucitando de su olvido y el sol brilló en ese continente con su nombre recuperado con sus dos hijos y Raix transformado en maestro fue consejero del Rey Talik bisnieto de aquel bisabuelo sin discernimiento que fue engañado por la mentira.
Rosa Esther Moro (nov.2005)

2 comentarios:

  1. REALMENTE, ES UN CUENTO MUY BELLO. EN ESTE MUNDO ACTUAL DE CAOS !CÓMO NECESITAMOS ENCONTRAR LA PIEDRA!

    bESOSSSSSS

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  2. Siempre tenemos una palabra que define una opinión: Esta es diafanidad.
    Feliz año Esther
    Juan Disante

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