martes, 2 de enero de 2018

  EL ÚLTIMO ENCUENTRO

            EL ÚLTIMO ENCUENTRO
                                        SANDOR MARAI
                         1900                                        1989

Considerado uno de los escritores más excepcionales de habla húngara, es rescatado en la actualidad después de ser prohibido por el régimen soviético y quedar en olvido.
Narrador, poeta, dramaturgo y periodista, abandona su país definitivamente en 1948, por disidencias con el régimen. Vivió en distintos países de Europa hasta nacionalizarse estadounidense en 1952.
“Tal vez la única obligación de mi vida y de mi trabajo,  como escritor, sea elaborar el proceso de desintegración del mundo al cual pertenezco” dijo refiriéndose a la desintegración de la clase media húngara, a la que pertenecía.
“El último encuentro” nos habla de la amistad, la espera  de toda una vida y un reencuentro final. Se sumerge en verdades de fondo de la vida humana. Ronda la nostalgia de un mundo perdido con el advenimiento de los años: espera y silencio que duran décadas ; secretos, amores y venganzas que toman vidas enteras.
Ahonda en los abismos del vivir, en el misterioso ser que nos habita.
Es una novela de prosa que engancha, de una inmensidad que se desarrolla hasta el  final.
Sandor Márai se quita la vida en 1989, poco antes de la caída del muro de Berlín.
Su obra es extensa, entre los más reconocidos se encuentran: “La hermana” , que nos dice del misterioso vínculo de la vida y la muerte. “Tierra Tierra” novela autobiográfica, “La mujer justa”, “La herencia de Eszther” son algunos de los títulos de su prolífica obra.

Rosa Esther Moro.

  El erotismo y el odio

  El erotismo y el odio

El erotismo como cualidad intrínseca al amor, convoca a lo tenue, a lo que se desliza, a lo blando, a la no resistencia.
Disuelve aristas, redondea formas, se deja ir sin resistencias. Viaja a lo que es.
Lo erótico disfruta de la belleza, de lo sensual y su resultado es el placer, la creación.
 El arte es la consecuencia del erotismo. No hay arte sin erotismo; lo sensual desata eso que Eros guarda para los humanos.
En una oportunidad hace tiempo, escuche una interpretación musical, bien realizada, pero la interprete no sentía lo que estaba ejecutando, su música  paso desapercibida entre la audiencia. Así que no dio nada.
El erotismo impulsa a dar.
La naturaleza y el universo todo se manifiestan eróticamente, pero es  el humano quién tiene conciencia de tal cualidad, y pienso que es por eso de que estamos hechos a imagen y semejanza.
Todo artista remeda al creador y busca traer el cielo y el infierno a la tierra, que es decir el conocimiento divino.
El erotismo  es todo lo que manifestamos en la vida, porque nuestro paso por ella tiene que ver en con el aprendizaje del amor y por eso es una expresión de nuestro hacer espiritual. El místico en  su arrebato contemplativo se expresa a través del erotismo, como no lo   hace saber Santa Teresa de Ávila: “Sed alegres hijas mías, y vivan eróticamente el amor divino” Ella nos describe sus éxtasis como  algo corporal, localizado más abajo del vientre.

El odio

El odio es uno de los opuestos del erotismo, el otro es el miedo que suele ser un  producto de ese odio. Porque el odio tiene muchos rostros y el miedo también.
Hay un miedo natural, hasta necesario, diría,  y que no ese miedo que vamos produciendo y que se hace nuestra sombra.
Para  estar eróticamente en la vida hay que dejar ir a los miedos, hay que dejar de  querer controlarlo todo. Uno de los miedos más profundos es  el de perder el control. En el amor desequilibrarse un poco es necesario, es tener equilibrio, esto lo escuche en la película:”Comer, Rezar, y Amar” en la palabra del maestro de Bali, dirigiéndose a la buscadora interpretada por Julia Roberts.
 El odio es un lugar cerrado, refractario de toda luz. Es filoso y duro y se desparrama como aceite quemado que sombrío va afectando los poros de la vida.   De esto se tiene poca conciencia, vive en la oscuridad por
Tanto produce miedo
Tiene metas, se arrastra por tabernáculos del  pasado, en vez el erotismo vuela hacia el futuro, porque crea. Crea en el presente pero el destinatario es el futuro.
Odio y erotismo no pueden convivir en el mismo espacio. En cuanto el erotismo toca el odio lo disuelve con su enorme capacidad de producir placer y alegría.
Pero el odio como todas las emociones hay que conocerlas en esta vida o en otras. Es necesario  porque tienen que ver con nuestra condición de humanos creadores y al conocerlas y transmutarlas según la necesidad, se transforman en valiosas herramientas de evolución.

   LA IRA
La ira impulsada por la agresividad, lleva hacia adelante ese deseo de aniquilar aquello que nos enfrenta.
Pero la agresividad no es  sinónimo de ira.  La agresividad  es lo que  impulsa y  lleva hacia adelante cualquier situación.
 Una persona agresiva puede no ser iracunda, pero una iracunda si expresa su ira con ímpetu es agresiva, si la masculla, no.
La ira  es pariente del odio, aunque es algo más espontaneo, irreflexivo y  carente de sosiego. Es arrebato. Mata al que la padece, tanto como al destinatario. Es un relámpago amargo que esconde falta de satisfacción.
El iracundo siempre vuelve al pasado, allí donde fue herido. Esa herida puede ser no consciente en  el presente, pero la ira se desprende de esa herida cuando se la vuelve a tocar.
La ira tampoco es manifestar enojo dada la circunstancia, esto es hasta beneficioso,  pues un enojo reprimido y constante puede desembocar en ira o enfermedad. Dicen que la depresión tiene ese origen, enojos no manifestados, ira reprimida que va destructiva hacia uno mismo.
Donde hay ira no florece la felicidad.  La felicidad tanto como sentimiento o como camino elegido no puede resultar de la ira, el descontento continuo, la crítica, la  envidia, la manipulación, la falta del real ser.  Consecuencia de la falta aceptación, o ignorancia de quienes somos.
Esto nos lleva a una ceguera que nos vuelve autómatas, sin poder reconocer el maravilloso regalo que se nos dio: la vida. Una vida para el aprendizaje de nosotros mismos y lo otro, para dejar nuestra huella y levantar puentes.  Una vida para  gozarla como una fiesta a pesar  de los obstáculos que debamos sortear.

LA  ENVIDA
La envidia es otro de los sentimientos que nos alejan de todo eso que deriva del amor, la alegría, la felicidad y la salud.
Es pequeña, se arrastra, y puede comenzar con un enojo hacia otra persona por lo que posee, o cree que posee otra persona. Esta mezquindad nos habla de una total pobreza interior y cuando crece busca dañar a ese otro y quitarle lo que posee. Busca ser el otro. Razón imposible porque nadie puede ser el otro, por eso de que somos únicos e irrepetibles.
La persona que padece de envida, nunca encuentra satisfacción, porque esta emoción proviene de un vacío interior, de la incapacidad de crear sus propios contenidos, una estructura que de suficiente seguridad. No logro un objeto interno bueno, según  Melanie Klein, psiquiatra especializada en la niñez, donde nos dice que nacen estos conflictos al no internalizar un pecho materno bueno.
La envidia se relaciona con la codicia, con la avidez. Esta última  no solo se refiere a bienes materiales como la codicia, sino que desata  ansías irrefrenables de conocimientos, de éxito, de reconocimiento, de comida (gula)  y todo  aquello que pueda ser exprimido.  El que padece de todo esto, puede llegar a recurrir a cualquier extremo en lo exterior para conseguir lo que le apetece, o quedarse a la vera del camino, siendo solo cáscara con una enorme sombra resolviéndose hacia la disolución de su ser.
No es raro que en esta época el imaginario produzca tanto de vampiros, zombis y otros especímenes; vivimos en una sociedad que nos expone a todos esos males y lo monstruoso refleja sus formas sin reparo. Esto no es tan malo, siempre que lo podamos ver, no solo afuera sino como se espeja en nosotros mismos.
  Con estos estiletes punzando nuestras entrañas, perdemos ese milagro que es la vida, de la que ya hable. Instauramos el infierno.
Todo esto se produce como todas las adicciones a las que somos propensos los humanos, por no encontrarle sentido a la vida, por no estar conectados a la fuente de donde partimos.
Solo reconociendo quienes somos, observándonos hacia adentro y encontrando el amor que nos permite ser y amarnos con todo lo que somos y no con lo creemos que somos, porque nos lo dijeron, porque nos domesticaron, podremos de dejar atrás todo a  lo que uno se aferra y que no tiene ninguna consistencia.
Si no se reconoce lo sombrío, lo miramos y lo aceptamos como parte de nuestro bagaje energético  y lo equilibramos con aquello que está relacionado con  la generosidad que es la gratitud  y que nace de ese amor que vinimos a experimentar.
Sin ese equilibrio no logra existir ese asombroso erotismo creador.
 No hay placer, no hay magia, no hay felicidad.
La luz de la vida se atenúa. No hay que dejar que se apague, sino solo seremos máquinas parlantes, matándose entre sí  y a nadie le va importar si desaparecemos como especie, al contrario para la vida original y natural del planeta, sería una dicha sacarse el estorbo que somos.

Rem  (  Rosa Esther Moro)

 EL  ESCRITOR Y SU TIEMPO   


                                 EL  ESCRITOR Y SU TIEMPO    (1)



El  escritor como todo ser humano no puede sustraerse a su tiempo. El tiempo que le toca son los barrotes  que debe transcender, sin eludirlos.

  La palabra nunca alcanza cuando el creador tiene que hacer coincidir su interioridad,” su cosa,” con el mundo que lo circunda, su tiempo. Entonces tiene que tomar la palabra como arcilla para darle esa forma que desea, esa forma que tiene que ir de la oscuridad a la luz

 Para esto un escritor tiene que abrir las puertas de sí mismo, tiene que abordar sus propias tinieblas. Tiene que abordar su “cosa” en el decir de: Roland Barthes, y esto nace de su cuerpo de su historia por generaciones, de su  mitología secreta. Toda esa subjetividad  que está más allá de todo lenguaje, es una posición que todo quien escribe debe tomar frente a ella. Abrir esas puertas hacia uno mismo requiere de valor pues consiste en llegar al límite, después de pasar por todas las etapas que nos impone el tiempo en que se vive, hasta poder asumir  la sombra. En ese transcenderse se entra en el misterio de la universalidad, en el entendimiento de las verdaderas leyes de ese tiempo. En otras palabras es vaciarse de prejuicios, de dogmas y otras creencias  que nos tienen atados a las circunstancias de cómo fuimos entrenados

 Cada época tiene un maravilloso caudal de cosas nuevas que hay que desmenuzar y entender

.En esa libertad,  con esa fluidez se navega en el no tiempo, en ese estadio  más allá del tiempo.

El escritor tiene que ir más allá de la superficie, para esto tiene que entender su propia naturaleza oculta. Tiene que encontrar ritmo, su ritmo, ese único resplandor divino de belleza que le pertenece,  a pesar de que  con esa belleza tenga que expresar el fango más espeso, y  es por eso que tiene que saber del  fango  y el porqué de ese fango.

Su obra tiene que exhalar un cierto olor salvaje de ese lugar primigenio y ser también completamente nuevo y original.

Crear no es fácil, porque como ya dije, la palabra no alcanza. No es contar la realidad como una crónica sino tomar su esencia y recrearla.

La persona que juega con  las palabras busca traducirse, saberse, darse y participar en el tiempo evolutivo que le toca vivir. De esa manera se testimonia y testimonia su tiempo. El fin no tiene que ser  atestiguar su tiempo  sino como pasa a través de él. A veces lo hace solamente  como espectador,  otra revoluciona destruyendo formas arcaicas y edifica una utopía en el presente en busca de posibles futuros.

Escribir exige transformaciones personales que dejan suspendido a un ser humano en los umbrales del poder y la magia.

Un papel en blanco siempre desafía al poder del que escribe, su logro: es magia        Rosa Esther Moro 2015-08-05

Seda


SEDA

                                           Nouvelle

                                      Alessandro Baricco

                                      (Turín 1958)  

                                       

“Seda es  una historia, no una novela, no un cuento”  así lo define su autor, que envuelve al lector, porque es tan precisa y leve como seda. Toda la historia es una metáfora de la seda, semejante textura tan solo la consigue alguien con un talento extraordinario, para encontrar el ritmo que transmite tal sensualidad.

Sorprende la exactitud de la palabra.

Una palabra describe un mundo, relata una vida, nos muestra un paisaje. No hay palabras demás, no hay por donde escaparse, es la palabra exacta y la que no se dice, va por dentro.

Alesssandro Baricco  es autor también  de las novelas “Océano Mare” (Premio Viarregio) la cual también nos deja la sensación  de haber estado inmerso en el océano; “Castelli di rabia” (premio Selezione Campiello  y Prix Médicis Éxtranger);  del monólogo Novencento y de un ensayo sobre la relación entre música y modernidad;  “L’ anima di Hegel e le mucche de Wisconsin “.

Seda fue un éxito rotundo en Italia, y en los países donde fue traducida.

Baricco dirigió un programa que invitó  a los italianos a reencontrarse con placer de la lectura; en 1994 fundó  en Turín una escuela de “técnicas de escritura” llamada Holden  (como homenaje a Salinger). Es uno de los grandes escritores italianos de la actualidad, que trae en su expresión la vitalidad y lo novedoso de las nuevas generaciones.

Rosa Esther Moro

jueves, 25 de noviembre de 2010

La Mentira

La mentira se escurrió como agua por las hendijas que por falta de observación se dejaron sin reparar; busca el ropaje adecuado y se infiltra expandiéndose como mancha de humedad por el antiguo reino de los Vaasvida, que según los legendarios relatos era sostenido por los cuatro elefantes blancos de la verdad, la benevolencia, la sabiduría y la alegría.
Allí las palabras tenían valor real, todo era nombrado en su idioma original, por eso nadie vivía confundido.
Esta casual mentira llegó hasta el buen pero ingenuo rey Talik que la acepto fascinado como una verdad absoluta, y así cambió ciertas disposiciones en la manera de manejar el reino. Todo comenzó a cambiar; la mentira ocupa sin resistencias los más íntimos lugares del reino, con ellas llegaron sus hermanas, porque como es sabido una mentira trae a la otra.
Así fue como se destruyo el amor sagrado de Dará y Falin los padres primordiales que se mantenían vivos en los lugares de la eternidad en los límites del sur, donde eran venerados. Ellos eran el ejemplo y ejemplo de la comunidad y como modelo de amor habían transcendido las fronteras del reino, resonando en todo el universo.
Los elefantes que sostenían ese mundo fueron olvidados.
Pasadas las generaciones ya nadie supo de lo verdadero, lo único que sabían era que se sentían cada vez más vacíos y confundidos.
Un día de no sé que año se advirtió que comenzaba otro tiempo porque el sol, que no se llamaba así, porque con las mentiras había perdido su nombre, le crecieron dos pequeños soles. Hubo un aumento de la luz que comenzó a reflejarse en la mirada de los vaivadenses que ya no eran tan frías y ausentes.
Inesperadamente la gente sin percatarse de ello fue recuperando la mirada.
Fue así que un muchacho llamado Raix, buscando descanso se tumbó bajo un árbol e hizo algo no habitual como mirar y ver. Al ver encontró entre la hojarasca dónde estaba tendido una piedrecilla que lo deslumbro con luz ambarina. La toma entre sus manos y se apropia de ella, de tanto compartir con la piedra todos sus momentos nace la extraña relación de maestro y discípulo.
La piedra le enseño a viajar hacia su centro esencial, porque para conocerla a ella tuvo que conocer a su propio estado mineral; al observarse a si mismo, Raix comenzó a descubrir la verdad.
La encuentra a esa verdad suya disminuida y oculta ante tanta mentira, de a poco la va reconstruyendo y la atesora como lo más valioso de su nueva existencia, aunque a veces se sienta un poco solo.
El sabía, porque con este trabajo fue adquiriendo sabiduría que con su sola verdad no bastaba para salir del caos que produjo la mentira. Tenía que enseñar a otros a reconocer sus propias verdades. Así lo hizo y todos respondieron con rapidez y comenzaron a vivir entre alborozados y sorprendidos al ver como los velos caían y los monumentos de la mentira se venían abajo rápidamente porque no tenían sustento.
La mentira desesperada lo intentó todo para poder agazaparse nuevamente, pero la verdad que llegaba de cada vaivadense fue como un viento rutilante que iluminaba las sombras y que devolvía el nombre verdadero a todo lo viviente y no viviente de esos territorios del reino de Vaaisveda, fueron resucitando de su olvido y el sol brilló en ese continente con su nombre recuperado con sus dos hijos y Raix transformado en maestro fue consejero del Rey Talik bisnieto de aquel bisabuelo sin discernimiento que fue engañado por la mentira.
Rosa Esther Moro (nov.2005)

lunes, 22 de noviembre de 2010

Soy feliz a la sombra de tus alas

Tu mano me sostiene
San Juan 20,1-2-11-18

Los seres humanos enloquecemos por miedo.
Por miedo levantamos murallas, en vez de construir puentes.
Creamos falsos dioses, erigimos monumentos y creamos sistemas que nos aprisionan, perdemos la realidad y nuestra libertad interior.
Detrás de cada conducta errónea, que después hay que asumir, detrás de todo aquello que nos lleva a disociarnos, están los miedos que toman distintos y evocativos rostros.
El miedo nos lastima, nos enferma.
Lo otro es el enemigo, nosotros lo bueno, lo otro lo malo. Creamos sistemas de defensa, siempre en alerta.
En vez de aflojarnos nos endurecemos y nos quebramos.
El miedo sigue incrementándose, formando bloques aislantes .Los puentes se acortan, se diluyen.
El amor que es blando, cálido y fluyente, desaparece tras innumerables máscaras, hasta no saber quienes somos, e ignorantes luchamos contra nuestras propias creaciones.
La palabra y el hecho de luchar habría que suprimirlo de nuestra cotidianidad, no se puede luchar contra nada y mucho menos contra nosotros mismos
Toda lucha es lineal, frontal, sin alternativas En la lucha algo tiene que desaparecer.
Hay que encontrar un pensamiento, una forma mas redondeada, más contenedora para desanudar los temores, para poder encontrar el origen, que a veces, o casi siempre viene de lejos. En su momento es posible que tuvieran una razón de ser, pero no podemos seguir llevando pesares desconocidos en la mochila.
No capitular ante el temor, que solo nos lleva a la mediocridad, y nos transforma en victimas. Hay que reconocerlo, mirarlo de frente. El correr pequeños riesgos es parte esencial de la cura.
Hacer aquello que nos colme de vida y regocijo.
Lo que se hace sin alegría y entusiasmo no sirve.
El disfrutar mueve hacia lo luminoso.
Cualquier tarea se puede transformar en un acto creativo o transformarse en una pesada rutina.
Renunciar al control. Todo sabe mejor cuando uno se entrega y se deja fluir.
Conectarse con aquello que sabe y nos sostiene que vive en nosotros y a través de nosotros, que puede vivenciarse en el aquietamiento, que lentamente va disolviendo los enquistados miedos.
Poder pasar de lo intrascendente a lo transcendente y ser feliz bajo las alas de aquello que nos mueve e ir de esa mano que nos guía y nos sostiene.


Esther Moro
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jueves, 11 de marzo de 2010

La Tierra fuente De Poder

Los humanos fuimos perdiendo a la tierra y a toda esa vida que la frecuenta, como fuente de poder.
Y no estoy hablando de los recursos que nos alimentan, nos nutren y que permiten la vida, recursos que lentamente y sin conciencia dilapidamos.
Pertenecemos a la Tierra, somos la Tierra, no somos ni más ni menos, que los otros reinos y elementos que la componen. No somos entes aislados, la fuerza que nos sostiene, sostiene a todos sus hijos por igual.
El ser humano tiene capacidades, que los otros reinos no tienen, pero esos otros reinos, mineral, vegetal y animal tienen capacidades que nosotros carecemos. Podemos acaso volar como un ave, tenemos el olfato de un perro o un felino o como la araña tejer de su propia sustancia y toda la vida es así, cada cual con su don.
Lo mineral, lo vegetal, lo animal, fue puesto a nuestra disposición para ayudarnos a construir nuestro poder, para adquirir el conocimiento de aquello que no sabemos para vivir armónicamente en este planeta, para que la Tierra sea ese paraíso que perdimos al volvernos independientes, algo necesario para tomar conciencia de quién somos, pero no para olvidarnos de donde somos y para que estamos aquí.
No en vano nuestros antepasados se agrupaban en torno de un animal, del que recibían enseñanzas e inspiración Los elementos, el modo de girar de la brisa, la forma de una nube, el graznido o gorjeo de un pájaro, todo estaba para ellos cargados de significación y belleza.
La poesía era algo intrinsico en sus vidas. El mundo objetivo y subjetivo vividos sin alternancias, que es como decir Dios en cada gesto, que es decir enteros, unidos y poderosos y eficaces, tomando el conocimiento del lugar acertado, construyendo sin destruir.
Don Juan Matus le dice su discípulo: pasa por la vida con mucho cuidado, tocando solo lo que es indispensable.
Toda la maravilla que nos circunda fue puesta a nuestra disposición, pero todo lo que tiene vida sufre, así que tenemos acordarnos de ver a lo otro y tratar de dañar lo menos posible, para esto tenemos que ejercitarnos, en algo que cada vez nos parece mas difícil, aunque mucho hablamos de ello, que es el amor. Con amor a todo aquello que nos es próximo, que es nuestro planeta con la vida que contiene, nos conectamos con la semejanza. Al amar toda la vida se abre como un capullo y nos entrega su fuerza maravillosa, sino somos autómatas, sombras miserables caminando hacia el destierro.

Esther Moro